LA ORQUESTACIÓN DE LOS SILENCIOS EN LA CURA PSICOANALÍTICA

por Irma Bouyat

Muchas veces usamos silenciar y callar como si fueran lo mismo, pero no lo son.
La Real Academia Española (RAE) nos ayuda a diferenciarlos:

  • Silencio (silentium): abstención de hablar, pausa musical, falta de ruido.
  • Callar (callare): omitir o no decir algo, guardar silencio o cesar de hablar.

De este modo, el silencio forma parte del lenguaje: es la palabra que aún no ha sido dicha.
En cambio, el callar es propio del hablante y está ligado a la represión o a la decisión voluntaria de no hablar.

«Tacere no es silere, porque callarse implica reprimir algo existente, mientras que el silencio es la palabra en espera, aún no advenida, oculta de manera involuntaria.» Lacan (1967)

Así, el silencio no está vacío. Contiene voces no dichas, pero presentes como huellas que resuenan.


Freud, Lacan y el rol del silencio en análisis

Para Freud, el silencio fue una herramienta clave.
Al abandonar la hipnosis, comenzó a trabajar con la escucha analítica, donde el inconsciente del paciente se expresaba a través de la palabra.
Pero para que esto ocurriera, el analista debía guardar silencio, prestar atención flotante y “abrir una gran oreja”.

Lacan también subrayó que el silencio ofrece al paciente un espacio donde pueda poner sus palabras.

“El analista no oye solo las palabras, también lo que ellas callan; oye con el tercer oído.” Reik (1926)

“El silencio del analista permite que el analizante llegue a sus propias interpretaciones, concediéndole tiempo para pensar y procesar.” Winnicott (1963)


Tipos de silencio en psicoanálisis

Silencio primordial

El que precede a la vida, al nacimiento de la persona.

Silencio del paciente que no puede hablar

Una imposibilidad de poner en palabras su experiencia.

Silencio para estar a solas

Cuando el paciente se permite estar consigo mismo durante la sesión.

Silencio por resistencia

Freud lo describió en quienes no quieren hablar o les cuesta recordar, ordenar y enunciar sus palabras.

Silencio en espera de la palabra

Como señaló Nasio (1987), es la pausa que prepara la llegada de la palabra.

Silencio de reflexión

Expresión de vida interior, de pensamiento y lenguaje interno.

Silencio que encubre

Un “velo” que habla más que mil palabras.

Silencio como secreto o enigma

Callar lo indecible, lo oculto.

Silencio como puntuación

Intermedio entre palabras, principio o fin de la sesión.

Silencio fecundo

Del que brotarán nuevas asociaciones y palabras.

Silencio estéril

El que encierra al paciente en autoengaños y evita el cambio.

Silencio como continente de fantasías

Espacio donde habitan deseos, temores y huellas inconscientes.

Silencio como autoconocimiento

Permite al paciente encontrarse consigo mismo.

Silencio ligado a la pulsión de muerte

Manifestación de lo destructivo en el análisis.

Silencio por pudor o prejuicio

Resistencia marcada por la vergüenza o los tabúes.


El silencio en la transferencia y la cura

En un entorno de confianza, la presencia del analista en silencio permite al paciente asociar libremente y encontrarse “a solas consigo mismo”.

El silencio nunca es neutro: siempre tiene un contenido y una forma que pueden ser interpretados.
El trabajo del analista es reconocer qué tipo de silencio aparece y cómo intervenir.

A veces, una pregunta, señalamiento o interpretación sirven para cortar silencios demasiado prolongados o discursos ininterrumpidos.


Más allá del análisis: silencio en música, poesía y yoga

  • Yoga: momento de calma, reposo y vaciamiento de pensamientos.
  • Música: Daniel Barenboim señaló que un concierto empieza con el silencio que precede a la primera nota y termina con el que sigue a la última.
  • Poesía: Paul Celan consideraba que el silencio sostiene a la palabra.

Como en el análisis, estos silencios ritman, dinamizan, suavizan e intensifican la experiencia.


Conclusión

El silencio en psicoanálisis no es ausencia, sino un espacio cargado de significado.
Puede ser resistencia, espera, contención o revelación.

Analista y paciente lo habitan de formas distintas, pero siempre es un elemento fundamental en la relación terapéutica.
Escuchar lo que el silencio dice —y lo que calla— es parte del arte del psicoanálisis.

Sobre la autora

Irma Bouyat es psicoanalista con experiencia clínica en el acompañamiento terapéutico desde la perspectiva freudiana y lacaniana. Su práctica se centra en la escucha analítica, el trabajo con la palabra y el papel del silencio en los procesos de subjetivación.

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